Hace algún tiempo un amigo tuvo que vaciar su casa de la infancia y aparecieron dinosaurios tecnológicos de todos los colores. En un acto de mucha gratitud me regaló un pequeño juego electrónico de mano llamado Wildfire.
A comienzos de los ochenta, antes de que lleguen los primeros Nintendos portátiles, existían una serie juegos electrónicos que eran bastante simples, muy codiciados por los chicos de esa época y por lo general difíciles de conseguir. Consumían cualquier cantidad de pilas y por supuesto ninguno tenía display LCD. Todo era leds, y casi siempre un solo color. Yo tenía alguno que otro, un Simon de 8 botones, uno que era una especie de Ta Te Ti, y otro muy llamativo que tenía una interfaz parecida al de una calculadora, en donde todos sus juegos se resolvían con el display tradicional digital de números en donde el 8 tiene todas los leds prendidos. Increiblemente había una carrera de autos con esos leds!
Ahora el juego que nos toca… el llamado Wildfire. Su parte original es que emula un tradicional pinball. Pero lo llamativo es que cada posible posición de la pelota es un led rojo. Una veintena de leds se prende y se apaga constantemente simulando la física de la pequeña pelota, que no es más que un led más. También posee dos botones grandes que hacen de flips (las palancas que empujan la pelota) y un pequeño botón cuadrado en la parte superior que sirve para tirar la pelota por primera vez. Cuanto más tiempo se presiona, más rápido sale.
Nunca fui muy adepto a los pinballs, salvo el Pinball Dreams y el Pinball Fantasies (Ambas emulaciones digitales hechas por software para Amiga y PC a principios de los 90′), pero este me dio cierta simpatía; la rigidez de los caminos que puede tomar la pelota, el diseño ochentoso, los ruidos… en fin, un aparato electrónico de otra época.
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